El sistema de arrendamiento de grandes extensiones de tierra por parte de países o firmas privadas asiáticas o europeas en países en desarrollo es una tendencia que ha generado inquietudes económicas, ambientales y en materia de derechos humanos.
Actualmente hay casi 80 millones de hectáreas de tierras agrícolas de países en desarrollo ha sido objeto de 1200 transacciones o negociación por parte de inversores extranjeros desde el 2001, el 60% de ellos en África.
Muchos países desarrollados y algunos emergentes como China, India o países árabes, han utilizado el mecanismo de arrendar grandes extensiones de tierra, especialmente en África, para asegurar el ingreso de sus poblaciones a los cada vez mas caros alimentos. Las tierras agrícolas también han sido de interés para los inversores privados.
El relator especial de la ONU alertó en un informe sobre los riesgos de estas operaciones ya que de no mediar un adecuado control estatal "los grandes inversionistas podrían tener la suficiente influencia para evitar toda reglamentación que pueda cortar a promoción de sus propios intereses".
Riesgos:
- Menor acceso a los pequeños productores.
- Falta de tierras para pastoreo.
- Reducción de ingresos de pequeños productores debido a la entrada al mercado de alimentos baratos a gran escala.
- Agotamiento de suelos y reservas de agua por sobreuso.
- Desocupación.
- Desplazamiento de sectores rurales hacia centros urbanos.
Recomendaciones:
- Acuerdos de inversión realizadas en forma transparente
- Leyes que detallen condiciones para el cambio de uso de la tierra y eventuales desalojos.
- Promover sistemas agrícolas suficientemente intensivos en mano de obra para crear empleo.
- Los sistemas productivos deben ser respetuosos del medio ambiente y no acelerar el cambio climático ni el agotamiento del suelo o las reservas de agua.
- Protección de la mano de obra local.
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